domingo, 25 de enero de 2009

La integración y los vaqueros que levantan cola.

Pienso que la integración en un país que no es el tuyo debe resultar, cuando menos, dura. 
Al menos eso pienso cada vez que veo las largas colas en las Juntas de Distrito de Madrid, llenas de extranjeros suplicantes de información y perdidos ante montones de papeles que, la mayoría de las veces, les resultan de lo más farragoso y ni siquiera llegan a entender bien.
Y supongo que no les resultará fácil integrarse y acostumbrarse a este país, porque aún tengo vivo el recuerdo de lo difícil que me resultó a mí acostumbrarme a la gran ciudad, siendo española, pero de provincias... 
Y es que en la gran ciudad no te das cuenta de los cambios que va a sufrir tu vida hasta que te tropiezas con los primeros escollos aparentemente nimios:
Cuando descubres que en la droguería del barrio no venden tu champú habitual y tienes que ir el fin de semana a El Corte Inglés, que queda a unos veinte minutos de tu casa... ¡en autobús!...
Cuando descubres, tras haber llegado tarde a tu primer trabajo unas dos o tres veces, que no se llega a cualquier parte de la ciudad en 15/ 20 minutos, sino que muchas veces tienes que salir con una antelación de hora y media como poco...
Cuando entras en el metro a presión, sin poder ni respirar y haces equilibrios para no caerte; sin querer pisas al de atrás, que resulta ser un tío borde que te pone a caer de un burro delante de todo el vagón, mientras que tú sólo aciertas a balbucear, roja como un tomate: "¡ups! ¡perdón! ¡perdón!”...
Cuando tienes que decidir el sábado por la mañana si quieres ir a ver esa noche el último estreno de la cartelera de cine, para ir corriendo a comprar las entradas antes de que no queden más que las de primera fila... 
Evidentemente, escollos de este tipo y similares son fácilmente salvables y, transcurrido el período de adaptación, ya casi ni los aprecias. Además son muchas más las cosas buenas que la gran ciudad te ofrece que los inconvinientes intrínsecos a vivir en ella.

Para los que vienen  a España procedentes de otro país, la integración en la gran ciudad pasa no sólo por cuestiones tan simples o pintorescas como estas. Tener que sortear el farragoso quehacer burocrático que supone el encontrarse con la "elefantiásica administración" supone un gran reto. 
Y lo más difícil: conseguir no ser relegados a un segundo plano dentro de la sociedad, tarea ardua por ahora para todo extranjero. 

Pero, desde otro punto de vista más frívolo, pienso que resultará también muy difícil acostumbrarse a otra forma de vestir, de comer, de vivir y de pensar. Una cultura diferente. Otras costumbres. Otras celebraciones. Otros gustos. Otras modas. 
El otro día no pude evitar fijarme en un cartel publicitario que me llamó la atención. Parece ser que las mujeres latinas no encuentran sus vaqueros favoritos en Madrid. Esos pantalones hechos a la medida de sus cuerpos de redondeadas curvas. Esos jeans con cortes tan femeninos y que les hacen sentir sexys... y más cerca de la moda de sus países, supongo...
Así que alguna empresa avispada se ha decidido a exportar su producto a España -los vaqueros "que levantan cola"- y los vende en tiendas como la que yo ví el otro día. 
Me resultó de lo más curiosa la cola de mujeres latinas que los vaqueros que levantan idem consiguieron formar en aquella minúscula tiendecilla del sur de Madrid...

3 comentarios:

Senior Manager dijo...

La integración tiene tambien que ver con las ganas que se tengan de integrarse.
No hay nada más negativo para integrarse que resistirse a hacerlo.
habiendo vivido en EEUU, México, Venezuela y ahora España, he visto muchos ejemplos de personas que en un par de meses ya lo estaban y otras que luego de dos años todavía intentaban resistirse. Todo es relativo ¿no?
SM

Salvia dijo...

Senior Manager, gracias por entrar en mi blog y por tu participación.
Estoy de acuerdo con lo que dices. Evidentemente el conseguir la integración en un grupo pasa por las ganas o el empeño que uno le ponga. Hay gente que jamás lo consigue porque jamás le interesó lo más mínimo o no puso empeño en ello. Eso no quiere decir, no obstante, que no resulte difícil para algunos colectivos la integración total, aún poniendo todo su empeño.
Un saludo.

Senior Manager dijo...

Pues si, reconozco muchas barreras que harán la integración mucho más difícil, como el idioma, la religión, la cultura, e incluso la formación académica, y está claro que detienen considerablemente el proceso. Pero aún así le sigo dando un alto valor al empeño. Creo que el querer algo te predispone mejor a conseguirlo.
Por cierto, tienes mucha razón en lo de los vaqueros "latinos", las latinas no terminan de acostumbrarse a ciertos aspectos de la moda local
Slds
SM