jueves, 31 de diciembre de 2009

¡Feliz Año Nuevo!

Ya se va. Uno más en nuestra vida... Un 2009 que parece que fue ayer cuando empezó, pero al mismo tiempo, parándome a pensar en todas las cosas que han cambiado en mi vida... ¡uf!... ¡el paso del tiempo siempre me da un vértigo enorme!
El ser consciente de que el tiempo pasa, que nos hacemos viejos y que nuestra mente juvenil queda atrapada en cuerpos con los que no nos identificamos... ¡madre mía!... si esto cuesta en la treintena la que me espera en décadas venideras...
Aún así, he de dar gracias por cumplir uno más, por las cosas buenas que me han pasado, por haber sabido afrontar las malas, por tener nuevos proyectos en mente, por tener nuevos amigos y conservar a los de siempre, por poder disfrutar -y perder la paciencia- con mi familia y, sobre todo, por tener un Compañero de andanzas mejor de lo que pudiera haber soñado.
¡Ojalá se cumplan todos vuestros sueños en 2010! ¡Feliz Año Nuevo!

lunes, 28 de diciembre de 2009

Mejor que en casa

¿Por qué será que hay establecimientos que nos inspiran, nos agradan y nos hacen sentir incluso mejor que en el salón de nuestra propia casa?
Hay lugares en los que, nada más entrar te sientes a gusto. Lugares donde cada persona y cada detalle: el camarero que lee el periódco, la chica que espera impaciente en la barra, el niño sonriente que toma chocolate con el orgulloso abuelo, el escritor que repasa sus notas... muestran trazos de vidas ajenas que se tornan propias.
Las vidas de los grandes escritores de antaño giraban alrededor de bares donde cada día se celebraban tertulias y cafés donde podían encontrar la inspiración sin ni siquiera tener que buscarla.
Hoy en día, además de los lugares emblemáticos de otros tiempos, como el Café Gijón o el Cook, habrá quien asegure encontrar su musa en lugares como el Starbucks de su barrio o el Giangrossi de Alberto Aguilera, acompañada de un magnífico helado de vainilla y conexión a Internet.

miércoles, 17 de junio de 2009

Locos por el fútbol

Admiro mucho a los deportistas. Por su sacrificio, el esfuerzo y el afán de superación innatos. La temprana vocación que sienten casi todos ellos para dedicar su vida a un deporte siempre me ha resultado sorprendente, ¿cómo es posible que haya gente que a edades muy tempranas tenga clarísimo que quiere ser un profesional del tenis, el baloncesto, la gimnasia o el waterpolo?.
No puedo evitar sentir cierta envidia: ¡lo que a mí me hubiera gustado tener mi futuro tan claro con 14 e incluso con 18 años! Para mi desgracia, pertenezco a esa inmensa mayoría de gente que no ha empezado a ver el camino claro hasta casi llegada la treintena... ¡En fin!... digamos que tan sólo unos cuantos forman parte de "los elegidos" para la gloria...
Como deporte, el fútbol es el que menos me gusta. Me resulta tremendamente aburrido. Este es uno de los motivos por los que no siento tanta admiración por los futbolistas como por el resto de deportistas. Pero este sentir es especialmente provocado por todo lo que rodea al gremio de muchachos peloteadores de balón, que enmascara bastante cualquier atisbo de esfuerzo y sacrificio por su parte.
No puedo evitar compararles con otros deportistas y la balanza les deja en muy mal lugar. Fichajes esperpénticos y dudosamente éticos para dioses balón. Parafernalia de aspirantes a modelos rondando los hoteles de lujo donde se concentran los equipos. Coches de alta gama y fiestas sólo aptas para gente VIP. Seguimiento diario en los medios de sus cuchicheos y tonterías en los entrenamientos, que se ensalzan a la categoría de noticia de interés nacional y se interprentan de todas las maneras posibles. Millones de personas rendidas a sus pies en todo el mundo...
¿Nos hemos vuelto locos por el fútbol?...Tengo la sensación de que lo de menos es el deporte, a lo que más me recuerda es al Circo de los romanos...

lunes, 15 de junio de 2009

Volver, volver, volver

Hay momentos en la vida en que uno decide aparcar casi todo e intentar solucionar algo que piensa que no funciona bien. Esta tarea, sencilla a priori, puede volverse dura y casi inalcanzable. Y eso me sucedió a mi hace unos meses. Tras analizar pormenorizadamente, con la inestimable ayuda de Compañero y mi gente más cercana, el por qué de mis desvelos laborales llegué a la conclusión de que tenía que cortar por lo sano. Y decidí que, como la situación laboral no iba a cambiar nunca, lo mejor era que cambiase yo de trabajo.
Costó tomar la decisión, ya que siempre resulta nefasto reconocer que uno no se ha encontrado con lo que esperaba... y casi siempre intenta dejar pasar el tiempo a ver si está equivocado y las cosas cambian. Pero no suelen hacerlo, al menos así lo percibí yo.
No contenta con mi mundo laboral me puse manos a la obra a buscar otros lugares... Y busqué y busqué pero nada aparecía. Llegaron los desvelos, los desánimos y los llantos. La sombra de la idea de mi mediocridad rondando por mi cabeza. El paso del tiempo aterrador. La sensanción de ser muy, muy mayor...
Y perdí el norte. Y viví casi exclusivamente dedicada a la ardua tarea de buscar, buscar, buscar...
Y Compañero aguantó paciente y estoicamente más de medio año, siempre con sus palabras de ánimo y su fe ciega en mis posibilidades que yo nunca veo.
Y Compañero tenía razón.
Y el nuevo trabajo llegó.
Y yo sólo pienso en VOLVER a disfrutar de la vida, de un trabajo digno, del ocio, del amor, de los amigos, de la familia, de la música, de los paseos, de la playa... ¡y de mi blog!
¡VOLVER, VOLVER, VOLVER!

martes, 19 de mayo de 2009

Antonio Vega


Se me hizo muy raro pero fui. Era la primera vez que acudía a velar a un difunto que no me conocía. Porque yo a él si le conocía. Le conocía de esa forma que los artistas a veces dicen odiar, porque entiendo que a veces no resultará del todo agradable que te paren por la calle, te llamen por tu nombre y te hablen sin cesar chicas, chicos, madres, abuelas a las que no has visto en tu vida, pero que saben mucho de tu vida. De todos modos Antonio despertaba ya otro tipo de pasiones más calmadas, quizás por los años que tenemos encima sus seguidores... Me sorprendió la cantidad de gente anónima que se había acercado a darle el último adiós. Gente corriente, de la calle, mezclada con algún que otro artista o aspirante a ello. Flores de sus amigos. Yo no podía apartar de mi mente la imagen del último concierto suyo al que fui. Antonio Vega, tan delgado..., pelo largo y alborotado tapándole la cara, cabeza gacha, pero tras su aspecto frágil... ¡qué voz! Cantaba con sentimiento, siguiendo el ritmo con el pie. Se notaba a leguas que le encantaba lo que hacía. Era un genio. Por eso quise estar con él en su despedida, por todas las veces que él, sin saberlo, me acompañó a mi, en momentos malos y buenos, con sus magníficas canciones. Espero que te hayas sentido acompañado, Antonio Vega. Gracias por tus canciones.

domingo, 8 de marzo de 2009

Una enfermedad todavía no erradicada en África

Hace unos meses, durante un viaje al Norte con la única compañía de la radio del coche, sintonicé una emisora que emitía un programa dedicado a los cooperantes españoles que trabajan por todo el mundo. Recuerdo que eran fechas Navideñas, porque una cooperante en un país africano felicitaba las Fiestas a través de la radio a sus familiares y amigos, y también se quejaba porque todavía no le habían llegado los paquetes con turrón y demás productos navideños que sus allegados solían enviarle cada año... "¡¡el correo aquí funciona fatal!!" se quejaba la buena mujer, añadiendo: "sé que mi hermana envió el paquete en octubre, así que, o se ha perdido o alguien ha decidido quedárselo...". Aseguraba que el turrón es algo psicológicamente muy importante para la comunidad española residente allí, pues les hace sentirse un poco más cerca de los suyos y de España, ayudándoles a mitigar su austera vida en África, llena de penurias y desgracias, pero también de muchísimas satisfacciones.
Esta mujer trabajaba en una leprosería. Inmediatamente recordé una conferencia a la que asistí hace ya mucho, mucho tiempo... Tendría yo unos 10 o 12 años, cuando en el colegio de monjas en el que estudiaba EGB una religiosa de la congregación, residente en el Congo, vino a darnos una charla acerca de su trabajo. Se me quedó grabado este día, quizás por la crudeza con la que la, a pesar de todo, optimista y jovial monja relató la vida cotidiana de estos enfermos y el rechazo social al que estaban sometidos. Me impresionó sobre todo enterarme de que tenían que tener sumo cuidado en no darles bebidas demasiado calientes, porque, al no tener sensibilidad en las manos, si la taza quemaba un poco se les quedaban los dedos pegados... y ellos ni se enteraban... ¡Me pareció algo terrible...! Nunca olvidaré ese día ni esa charla...
Días después de escuchar el programa de radio, investigando acerca de la enfermedad, me enteré de que en España todavía existe una leprosería. Está en la provincia de Alicante y apenas quedan en ella cincuenta pacientes, curados en su mayoría, y que viven allí básicamente porque no tienen un sitio mejor a donde ir. La calidad de vida ha mejorado mucho para esta gente porque, con fármacos, la enfermedad se cura o al menos se estanca. Hoy en día nadie se muere de lepra, siempre que tenga posibilidad de acceder a las medicinas, claro... pero aún así sigue siendo una enfermedad unida al rechazo social y al miedo al contagio. Una enfermedad oscura y sobrecogedora que conocí a una muy temprana edad, a través del relato de una buena persona que dedicaba su vida a mejorar la de los demás. Todo un ejemplo.

sábado, 7 de marzo de 2009

Marina

¡Qué cercanas son ahora las distancias! ¡Vaya un oxímoron!... pero es que hoy en día, con Internet y sus herramientas, parece que todo está a nuestro alcance y que no hay distancias si tenemos un ordenador y una buena conexión a la red. Puedes hablar y ver la cara de tus familiares y amigos dispersos por el mundo, saber qué han hecho, comido y bebido, ver las fotos de sus amigos y los lugares que han visitado las últimas vacaciones.
También es fácil recuperar viejas amistades que un día fueron muy íntimas y con los años se decoloraron o simplemente se perdieron. El otro día, un antiguo compañero de residencia universitaria me encontró a través de facebook tecleando mi nombre. Este reencuentro fue una grata sorpresa que me hizo rememorar alegres y lejanos tiempos. Tras los saludos de rigor le pregunté por la gente de la residencia. Me informó de algunos: Paco se casó hace unos años, Raúl trabaja de funcionario y Miguel de profesor. En cuanto a Marina...
Marina era mi gran amiga de esa residencia donde viví durante mi primer año de universidad. Era cuatro años mayor que yo, 22 ella y 18 yo, pero nos hicimos inseparables durante ese año. El curso siguiente cambié de residencia y, aunque nos veíamos de vez en cuando, no era lo mismo. Mantuvimos el contacto durante varios años, pero desde hace ya bastante tiempo no teníamos contacto alguno. A veces me acordaba de ella y sentía curiosidad acerca de su vida, así que me alegré del hallazgo a través de facebook...
Marina era un referente para mí en aquélla época. Alta, delgada, elegante, responsable y con mucha personalidad. Muy habladora, con un particular lenguaje de simpáticas palabras inventadas por ella... y muy, muy alegre, a pesar de que, no sé muy bien por qué, no tenía buena suerte en las cosas que se proponía. La recuerdo siempre estudiando esa asignatura que se le había atragantado de la carrera de farmacia... La última vez que hablé con ella tenía un novio con el que pensaba casarse y formar una familia.
Marina murió hace algo más de un año de una penosa enfermedad. Mi antiguo compañero me lo contó vía facebook... Me puse muy triste por esta mala noticia. Recordé la mala suerte de Marina. La vida a veces se ceba con alguna gente sin explicación alguna... En cualquier caso no está en nuestras manos cambiar el destino, así que sólo nos queda la resignación... y el facebook para seguir enterándonos de la mejor o peor suerte de la gente que en algún momento fue importante en nuestras vidas.

domingo, 1 de febrero de 2009

¡Quiero ser como Nadal!

Increíble victoria del tenista español Rafa Nadal sobre el suizo Roger Federer en el Open de Australia.
¡Qué gran deportista, Nadal! Un magnífico ejemplo para la juventud del s. XXI. Y un gran ejemplo de superación para todos. De buen hacer profesional y mente de hierro. Muchos niños le tienen como ídolo y quieren ser como él. Y Rafa es, sin duda, un magnífico espejo para nuestros junior.
Comprobar, al escuchar sus palabras tras vencer y ver sus gestos y actos, que se siente casi más "apenado" por haber truncado la brillante carrera de su contrincante que feliz por haber reafirmado su liderazgo en el tenis mundial, dice muchas cosas buenas de este joven deportista.
No ha hecho apología de su victoria. Ha levantado tímidamente la copa del premio, sabiendo que Federer, a su espalda, estaba pasando un mal trago...
Sólo acierto a decir que, antes que el mejor deportista español de todos los tiempos, es una bellísima persona. Y eso es lo que más le honra. Ojalá tenga una larga vida de triunfos, pues todos triunfaremos con él.
Gracias, Nadal, por darnos tantas alegrías y por ayudarnos a creer que sobre la base de unos buenos valores como la bondad, el esfuerzo personal y el afán de superación todo se consigue.
Contigo todos nos sentimos también un poquito campeones.
¡Ole, Nadal!

miércoles, 28 de enero de 2009

Soneto sobre el posible origen del boom inmobiliario en España...

Érase una vez un bonito país,
destino de turistas con dinero
para gastar e invertir con esmero,
ver sol, comer bien y conocer cañís.

Un buen día, ante una copita de anís,
un sagaz peón dice al compañero:
¡Construcción masiva con salero!
Nos haremos millonarios en un tris...

Tendremos amistades muy importantes
Seremos los reyes de las finanzas,
con bellas novias, coches elegantes...

Debemos edificar sin templanzas
las costas de España, tan abundantes.
¡Y el país loará nuestras andanzas!


Dedicado a todos aquellos que con sus actos contribuyeron, fomentaron, posibilitaron, permitieron y consiguieron que nuestro país creciese durante muchos años al casi único abrigo de la especulación y el desmesurado boom inmobiliario.
A quienes se creyeron importantes y dignos de ser admirados por el simple hecho de haber conseguido amasar grandes fortunas en muy poco tiempo y mediante procedimientos muchas veces cuestionables, gracias a las inversiones en el sector inmobiliario.
A quienes confundieron urbanizar con edificar.
Y, sobre todo, dedicado a quienes contribuyeron a destrozar sin miramientos nuestras costas.

lunes, 26 de enero de 2009

¿Nos prestas tu garganta, Björk?

Incluso tratando de ser optimista, no puedo evitar la gran inquietud que me produce la noticia de la caída del gobierno de coalición de Islandia...
La crisis está llevando al país nórdico a una situación que ni los más pesimistas podían presagiar.
Recuerdo que hace poco más de un año el suplemento dominical de un periódico de tirada nacional dedicaba un amplio reportaje a Islandia. El país era mostrado como un ejemplo a seguir. Casi rozaba el pleno empleo y los ciudadanos manifestaban llevar una vida de lo más segura y estable.
No me explico cómo en tan poco tiempo Islandia ha pasado de ser el país soñado para vivir a ser un país a la deriva y en profunda depresión, con una tasa de paro que roza el 5%, caída de gobierno, los principales bancos nacionalizados y la moneda devaluada...
Ante la penosa situación actual, supongo que a los islandeses sólo les queda salir a la calle y protestar, como lo están haciendo estos últimos días.
Ante la incapacidad de los que, se supone, entienden de economía y finanzas para solucionar la grave crisis económica mundial, la única salida para el pueblo es protestar, hacerse notar y gritar... aunque nadie parezca escucharnos... ni a los islandeses ni a al resto de ciudadanos del mundo... 
Quizas sería bueno pedir ayuda a la prodigiosa garganta de la cantante islandesa Björk... 

domingo, 25 de enero de 2009

La integración y los vaqueros que levantan cola.

Pienso que la integración en un país que no es el tuyo debe resultar, cuando menos, dura. 
Al menos eso pienso cada vez que veo las largas colas en las Juntas de Distrito de Madrid, llenas de extranjeros suplicantes de información y perdidos ante montones de papeles que, la mayoría de las veces, les resultan de lo más farragoso y ni siquiera llegan a entender bien.
Y supongo que no les resultará fácil integrarse y acostumbrarse a este país, porque aún tengo vivo el recuerdo de lo difícil que me resultó a mí acostumbrarme a la gran ciudad, siendo española, pero de provincias... 
Y es que en la gran ciudad no te das cuenta de los cambios que va a sufrir tu vida hasta que te tropiezas con los primeros escollos aparentemente nimios:
Cuando descubres que en la droguería del barrio no venden tu champú habitual y tienes que ir el fin de semana a El Corte Inglés, que queda a unos veinte minutos de tu casa... ¡en autobús!...
Cuando descubres, tras haber llegado tarde a tu primer trabajo unas dos o tres veces, que no se llega a cualquier parte de la ciudad en 15/ 20 minutos, sino que muchas veces tienes que salir con una antelación de hora y media como poco...
Cuando entras en el metro a presión, sin poder ni respirar y haces equilibrios para no caerte; sin querer pisas al de atrás, que resulta ser un tío borde que te pone a caer de un burro delante de todo el vagón, mientras que tú sólo aciertas a balbucear, roja como un tomate: "¡ups! ¡perdón! ¡perdón!”...
Cuando tienes que decidir el sábado por la mañana si quieres ir a ver esa noche el último estreno de la cartelera de cine, para ir corriendo a comprar las entradas antes de que no queden más que las de primera fila... 
Evidentemente, escollos de este tipo y similares son fácilmente salvables y, transcurrido el período de adaptación, ya casi ni los aprecias. Además son muchas más las cosas buenas que la gran ciudad te ofrece que los inconvinientes intrínsecos a vivir en ella.

Para los que vienen  a España procedentes de otro país, la integración en la gran ciudad pasa no sólo por cuestiones tan simples o pintorescas como estas. Tener que sortear el farragoso quehacer burocrático que supone el encontrarse con la "elefantiásica administración" supone un gran reto. 
Y lo más difícil: conseguir no ser relegados a un segundo plano dentro de la sociedad, tarea ardua por ahora para todo extranjero. 

Pero, desde otro punto de vista más frívolo, pienso que resultará también muy difícil acostumbrarse a otra forma de vestir, de comer, de vivir y de pensar. Una cultura diferente. Otras costumbres. Otras celebraciones. Otros gustos. Otras modas. 
El otro día no pude evitar fijarme en un cartel publicitario que me llamó la atención. Parece ser que las mujeres latinas no encuentran sus vaqueros favoritos en Madrid. Esos pantalones hechos a la medida de sus cuerpos de redondeadas curvas. Esos jeans con cortes tan femeninos y que les hacen sentir sexys... y más cerca de la moda de sus países, supongo...
Así que alguna empresa avispada se ha decidido a exportar su producto a España -los vaqueros "que levantan cola"- y los vende en tiendas como la que yo ví el otro día. 
Me resultó de lo más curiosa la cola de mujeres latinas que los vaqueros que levantan idem consiguieron formar en aquella minúscula tiendecilla del sur de Madrid...

sábado, 24 de enero de 2009

Esperando un milagro

A estas alturas ya todos nos hemos dado cuenta de que la situación económica en España, al igual que en el resto del mundo no es nada halagüeña. Desde que saltó la primera noticia acerca de la crisis financiera mundial ya han transcurrido unos cuantos meses y la situación, lejos de mejorar, cada día empeora un poco más. Cada día conocemos más casos de amigos o conocidos que se van al paro o se ven obligados a cerrar sus negocios. Y los que tenemos la suerte de mantener nuestros empleos manifestamos nuestras dudas y preocupación acerca de la continuidad de los mismos...
Desde luego, el momento de incertidumbre que estamos viviendo no es precisamente digno de complacencia. Así que vivimos esperando un milagro... una bonoloto, un cuponazo, una quinielita... Esperando algo que nos permita olvidarnos de la incertidumbre y el desasosiego que nos provoca la crisis.
Evidentemente, la solución a este desaguisado económico en el que nos hallamos inmersos no está en nuestras manos, por más que se nos intenten inculcar torpes medidas para reactivar el consumo -no puedo olvidar la estupidez, con perdón, del Ministro Sebastián cuando apeló al españolito de a pie a gastar 150 € anuales en productos nacionales para levantar la economía...-
El caso es que ni siquiera los "genios" que parecían controlar las finanzas mundiales se explican qué ha pasado. Se tiran la pelota unos a otros y nadie se atreve a decir dónde está exactamente el origen de este descalabro mundial de la economía.
Las hipotecas subprime yankees llevaron toda la culpa en el origen de la crisis. Pero ahora estamos descubriendo horrorizados una nueva realidad. Las noticias nos hablan de bancos que quiebran y de mucha letra pequeña implícita en las condiciones de los contratos de nuestras inversiones. Esa letra pequeña que nunca leíamos porque ya lo hacían por nosotros aquéllos joviales hombres y mujeres de nuestro banco habitual, tan preparados, formados y bien vestidos, a los que confiábamos ciegamente nuestros ahorros completamente seguros de que los mimarían tanto como si nosotros los guardásemos bajo el colchón.
Y sucedió que los bancos no eran amigos nuestros, sino de nuestro dinero. Es algo que siempre supimos, pero en algún momento se nos olvidó, anonadados como estábamos en los últimos años de bonanza, cuando había dinero para todos nuestros caprichos y necesidades -reales y consumistas- y casi cualquiera que acudiese a un banco a pedir un crédito salía con él bajo el brazo.

Hace unas semanas, hablando con un amigo, veterano en la vida y en conocimientos acerca de economía, le pedí que me explicase este embrollo de la crisis financiera mundial. Esperaba una complicada respuesta, llena de tecnicismos y de enmarañados conceptos, dado su bagaje intelectual fruto de muchos años de estudio. Mas, al contrario, me dijo:
"Salvia, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y lo estamos pagando"
Así de sencilla fue la respuesta.
Cuando colgué el teléfono escuché de fondo el runrún de la tele. Daban un anuncio: "Si envías FORRADO al cinco-cinco-no-sé-qué puedes ganar no-sé-cuantos-millones de euros" Hice zapping. En otra cadena una conocida marca de leche prometía pagarnos la hipoteca si enviábamos un mensaje a otro cinco-cinco... de esos y resultábamos agraciados con el premio.
Pues va a ser cierto... Los expertos publicitarios también se dieron cuenta.
¡Vivimos esperando un milagro!

jueves, 22 de enero de 2009

El profesor de mercantil

Hay personas que se nos cruzan en algún momento de nuestra vida y que nos aportan algo nuevo: un valor, una idea, una nueva forma de ver las cosas... Personas que contribuyen a despertar en nosotros una nueva inquietud, que nos descubren formas distintas de percibir las cosas, que nos recomiendan la lectura de algún libro que nos ha llegado muy adentro o nos prestan alguna película que jamás olvidaremos. Por estos motivos, guardamos recuerdos muy gratos de esas personas que, en algún momento de nuestras vidas, fueron importantes para nuestro desarrollo personal.
Pero hasta hace bien poco no descubrí que, en algunas ocasiones, una persona nos da algún tipo de aviso, enseñanza o lección que nos servirá de mucho para desarrollarnos y madurar en la vida, aunque no somos conscientes de ello hasta mucho tiempo después.
Son personas cuyas frases lapidarias se nos quedan en el subconsciente, las recibimos sin querer hacer apenas caso, pero años después florecen en forma de la más aplastante de las verdades.
Cuando pienso en ello, no puedo evitar recordar a un profesor que tuve en la Universidad. Alfonso era "el de mercantil", también conocido como "el malo", para distinguirlo de otro profesor de la misma asignatura -"el bueno"- que nos daba clase esporádicamente.

Alfonso era, de todos los profesores de la licenciatura, el menos enrollado con diferencia. Bueno, en realidad no era absolutamente nada enrollado. Ni era simpático con los alumnos, ni pretendía serlo. Era "borde", "malo", "nos trataba fatal", era "un amargado", "le había dejado su mujer y lo pagaba con nosotros"... "¡jo! ¡cómo se pasa Alfonso!..." era la frase más repetida en 4º y 5º de carrera...

¡Y mira que "se pasaba" Alfonso!..., nos decía cosas "terribles" como:

"Señores, me piden que les haga un examen de recuperación porque han suspendido casi todos... ¿acaso piensan que cuando trabajen ahí fuera un hombre que ha perdido 100.000 euros por su culpa les va a dar una segunda oportunidad? ... ¡Maduren!"

O como:

"Señorita, si usted no se presenta a un examen por el simple hecho de que es oral, tiene un grave problema que debería solucionar, así que ¡NO!, el examen jamás será escrito para usted"...

O como:

"Si piensan ustedes que cuando estén ahí fuera va a venir su mamá a solucionarles los problemas van listos..." (alguna madre friki había ido a hablar con él acerca de su "niño" de veinte años...)

Y también:

"¿Creen que cuando trabajen para otros van a estar tan cuidados y mimados como aquí, en la Universidad?". Cuando pronunciaba esta frase, un clásico suyo, solíamos reirnos por lo bajini, porque... ¿acaso Alfonso nos cuidaba?... ¡¡pero si era un ogro!!...

En fin... La señorita que no quería presentarse al examen oral era yo... En aquel momento me pareció terrible aquella frase que me dijo. Pero más terrible me parecía tener que recitar delante de toda la clase "los contratos mercantiles del Sánchez Calero"... Al final me las ingenié como pude para poder hacer un examen escrito y aprobé, claro. La frase que me espetó Alfonso delante de todos mis compañeros, y que tanto me humilló en su día, se borró de la primera línea de mi mente.

Años después descubrí que tenía un problema. El miedo al ridículo hacía que me costase mucho exponer mis conocimientos ante gente desconocida. Jamás se me había ocurrido pensar que yo podía tener ese problema. Nunca fui tímida y siempre fui muy habladora y extravertida... Pero sí era cierto que durante toda mi vida de estudiante traté de evitar los examenes orales... Y fue entonces cuando, por primera vez, recordé lo que me había dicho Alfonso..."el malo"... y busqué una solución al problema.

En mi vida laboral raro es el día que alguna situación cotidiana no me haga recordar alguna de las frases lapidarias de Alfonso. Todas se han cumplido. Tuve profesores muy buenos y enrollados en la universidad pero, curiosamente, al que más recuerdo es a mi, por aquel entonces, odiado profesor de mercantil... ¡qué cosas tiene la vida!

martes, 20 de enero de 2009

El día que descubrí lo que es un meme

Hace unas semanas fui nominada para un meme. Me gustó. Eso quería decir que alguien me leía y las divagaciones que cuento por aquí le habían, al menos, motivado hasta el punto de nominarme para algo. ¡Nominación! ¡Meme! ¡qué alegría! ¡qué bien! pero... ¿¡qué es un ¿¿meme??, por Dios!?
Inmediatamente fui a la tabla de salvación llamada wikipedia -antes "la-larousse"- y me informé debidamente:
"Un meme es, según las modernas teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro o de una mente a otra (o de una generación a la siguiente) Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en El gen egoísta"
¡¡¡AAAAAhhhhhhh!!! ¡¡Cibercultura!!
Seguí leyendo un poco más, me informé acerca de la tesis de Dawkins... y acabé leyendo que "los memes son conversaciones distribuidas que se van contagiando de un blog a otro" y que pueden considerarse como "campañas de marketing viral"
No pude evitar sentirme antigua... Me ví a mí misma tan antigua, tan antigua, como veía de antigua a mi abuela hace muuuuchos años, con mis ojos de niña nacida en el mundo de las nuevas tecnologías audiovisuales, cuando me moría de risa cada vez que ella le contestaba al presentador del telediario con un "buenos días tenga usted" Que seguramente lo hacía de guasa, pero lo hacía... Y a mí me parecía de lo más peregrino.
Pues así de raro le parecerá a algún adolescente que yo haya buscado en la wikipedia el significado de "meme". Seguro que las nuevas generaciones ya nacen con esa palabra grabada de serie en sus cerebros.
En fin, agradezco a quien me nominó (Mariposa), por leerme y sobre todo porque ha contribuido a enriquecer mi vocabulario con un neologismo que no tenía registrado... una que es novata en estas lides de los blogs y la blogosfera o como se diga...

Bueno, el meme en cuestión tiene unas reglas, que son estas:

1- subir la imagen del meme e incluir la fuente.
2- subir las reglas.
3- compartir 3 cosas que nunca haya hecho pero que me gustaría hacer.
4- compartir 3 cosas que nunca haya hecho y que nunca haría.
5- elegir a 6 personas para que continúen con el meme.
6- avisarles dejando un comentario en su blog.



3 cosas que nunca haya hecho pero que me gustaría:

  • Viajar durante un año a lo largo y ancho del mundo con Salvio. Sin tener que preocuparnos del trabajo (por supuesto tendríamos dº a excedencia y recuperación de puesto y ningún tipo de problema a la vuelta... ¡ja-ja-y-ja!) Sin tener que preocuparnos por el dinero (tendríamos de sobra para cubrir nuestros gastos básicos durante todo ese tiempo)
  • Tener la posibilidad de conocer a otras gentes, aprender con ellas y enriquecer mi persona con sus aportaciones, ayudar y tratar de hacer felices a todos aquellos que lo necesitasen, todo ello durante el transcurso del viaje anterior.
  • Ver mi trabajo actual más como una experiencia en la vida que como un castigo...

3 cosas que nunca he hecho ni haría:

  • Puenting (soy miedica...)
  • Viajar en avión por puro placer (... muy miedica...)
  • Viajar al espacio (¡¡¡tremendamente miedica!!!)

Espero que nadie se sienta molesto por mi transgresión de las normas número 5 y 6...

Que haga el meme todo aquel que quiera... por ejemplo alguno de los que acabais de leer este post...

lunes, 19 de enero de 2009

La equivocación de Soraya

Soraya se ha equivocado. Burlas y escarnio. A estas alturas no acierto a decir más que me da realmente mucha pena todo el revuelo que se ha montado acerca de sus fotos. Pero, evidentemente, se ha equivocado.
Todos sabemos que la política es así, hay que destruir al contrario y punto... pero de todos modos no dejo de ver un cierto deje de machismo en muchos de los comentarios vertidos sobre las fotos de la discordia... como aquél que decía que la portavoz del PP parecía "una loca en una noche de borrachera"... ¡por favor!
Desde que acabé mis estudios y comencé a trabajar soy consciente de que la igualdad no existe. Existe en el colegio, en el instituto, en la universidad... pero cuando salimos al mundo real, a las mujeres nos dan con el palo de la desigualdad ¡y nos dan pero bien!
Hace unas semanas escribía un post acerca del esmoquin de la Ministra de Defensa. No entiendo por qué se montó tal revuelo por un traje. Aunque pienso que Soraya Saénz de Santamaría no debería habernos mostrado esa imagen de femme fatale, tampoco entiendo por qué esas fotos, que ilustran una entrevista personal y que trata temas de su vida privada, son utilizadas como arma arrojadiza contra Mariano Rajoy.
No me explico cómo una mujer inteligente, lista y preparada como ella no previó las posibles consecuencias que tendrían unas fotografías de ese tipo y que se le iba a venir encima un buen chaparrón. Seguramente no se imaginó que su foto en traje sugerente iba a salir en la portada de un periódico nada menos que dos días, con tal bombo y platillo que a quien no le pareciese algo extraño, al final, hasta seguro que acabó pareciéndoselo. También he escuchado a algún tertuliano mediático que la entrevista fue concedida por amistad hacia una periodista.
Ten amigos para esto...

domingo, 18 de enero de 2009

Una visión antropológica de Madrid

Me confieso una gran enamorada de Madrid. Teniendo en cuenta que considero un castigo el no poder disfrutarla tanto como me gustaría, los fines de semana que puedo me levanto temprano para vivirla a tope y ejercer un poco de la antropóloga que no soy. Con esa sensación de que no me llegan las horas del día, salgo de casa con prisa por reencontrarme con sus calles repletas de gente, tras la cual se intuyen vidas de lo más variopintas.
En la fría pero soleada mañana de ayer, una joven oriental caminaba deprisa hacia el Arco de Cuchilleros.Vestida al modo flamenco, con una falda larga negra, mantilla, zapatos de tacón con lunares y el pelo negro y lacio recogido en un moño en la nuca. Se le cruzó un hombre de mediana edad que la miró de arriba abajo y, con un madrileño acento castizo, le espetó un: "corre, niña, correeee, que llegas tarde a la clase de baileee" ... No pude evitar pensar, mientras no podía parar de reir, que ojalá hubiese tenido una cámara, la foto del momento habría sido digna de un Pullitzer...
El ambiente variopinto de Lavapiés, fruto de la unión de culturas y de razas, no pasa desapercibido a nadie. Resulta de lo más curioso ver sentados en un mismo banco a dos abuelas octogenarias, junto a un rastafari "fumao", mientras pasa por delante un keniata con la mirada perdida y dos treintañeras "súper-cool", vestidas a la última, esperan a una tercera en la salida del metro...
En la plaza de Tirso de Molina, un Agente de Movilidad recibe una llamada telefónica. Al mismo tiempo que comprueba la hora del ticket de estacionamiento de un vehículo, le cuenta ilusionado y chispeante a su interlocutor: "he conocido a un chico, tiene 42 años, es muy majo y esta noche hemos quedado para cenar"... Está feliz. Intuyo que le espera una apasionante noche.
El elegante y exclusivo Barrio de Salamanca ofrece otra perspectiva de la ciudad. Tiendas caras. Mujeres que van a la moda. Hombres bien vestidos. Coches imposibles para un mileurista.
En la barra de la heladería Giangrossi de Velázquez una joven muy guapa habla con su amiga del último examen en la "uni", mientras un ama de casa muy chic compra helado para la cena que celebrará esa noche. Salvio y yo tomamos un rico helado de vainilla, mientras planeamos nuestro fin de semana. En la mesa contigua, una pareja de más de cincuenta está disfrutando de una escapada romántica en la capital: de lo más acaramelados toman su consumición, con la presencia de una pequeña y preciosa bolsa de papel marrón, de nombre "Loewe", que él le acaba de entregar y que ella recibe sorprendida y con el semblante absolutamente feliz.
Madrid provoca en mí una extraña mezcla de sensaciones, desde la libertad más absoluta, hasta un sentimiento de soledad, pasando por la euforia que provocan el asfalto, los neones y la oferta de ocio de las calles más céntricas. Millones de oportunidades y de cosas por descubrir. Gente. Vida. Optimismo. Madrid es absolutamente fascinante.

domingo, 11 de enero de 2009

Los ochenta años de Tintín

No pude evitar que una sonrisa nostálgica alumbrase mi cara cuando ayer en el telediario escuché la noticia: Tintín cumple 80 años. Personaje de cómic por excelencia de mi infancia. Imposible olvidar los sábados de invierno, cuando mi madre me dejaba en la pequeña biblioteca de mi ciudad: ¡quédate aquí que a la hora de comer vuelvo a por tí! Nerviosismo infantil: "¡que no esté "pillado" el que no leí, que no esté, que no esté..."! Acopio de cómics sobre la pequeña mesa verde de madera gastada. Otros niños a mi alrededor con los que intercambiar los "tintines" ya leídos y comentar las aventuras... Y la "seño de la biblioteca": ¡¡Shhhhhhhh!! "¡Si-len-ció!" Qué grandes momentos.
Con el tiempo y la edad Tintín me supo a poco y comencé a descubrir otros protagonistas y otros autores de cómic. Quizás Tintín se haya quedado obsoleto. Numerosas críticas le tachan de racista o de colonialisa y ponen en duda su orientación sexual. A los siete años no se es consciente de polémicas de este tipo. Sólo se sabe lo que gusta y lo que no gusta. Y Tintín me encantaba. ¡Feliz cumpleaños, Tintín!

Nota.- El compositor Pedro Guerra también guarda un especial recuerdo para Tintín en su genial canción "Dos Mil Recuerdos"

viernes, 9 de enero de 2009

Soneto para un adicto al trabajo versus un jefe como todos deberían ser

Eres joven, afortunado, guapo.
Con salud, hijos, dinero y trabajo.
Llegaste a lo alto viniendo de abajo,
eres un príncipe que antes fue sapo.

Así te ven, mas te sientes guiñapo.
En lo alto en la empresa y en casa un andrajo.
Tu mujer te abandonó ¡qué carajo!
de casa se fue con otro chulapo

Ahora, en la soledad del despacho,
los recuerdos te saturan la mente.
Has fallado, ¿qué ocurrió, muchacho?

Lo ves todo muy claro de repente:
tu feliz matrimonio se fue al tacho
por no dedicar tiempo suficiente.


El soneto anterior me lo ha inspirado una persona bien diferente a esta otra de la que os voy a hablar: mi primer jefe, Jesús

De todos los jefes que he tenido en mi vida laboral me quedo, sin duda alguna, con el primero. No fui consciente de lo buen jefe que era hasta que salí de su empresa y ví lo que había...

Jesús era un jefe como todos deberían ser.

Cuando empecé a trabajar para Jesús, su personalidad no causó en mi ninguna impresión o extrañeza. Como era mi primer trabajo, pensé que todos los jefes eran así. Ante todo se consideraba una persona y, como tal, nos veía a los demás también como personas. Esto puede parecer de perogrullo, pero no lo es, porque hay superiores nada humanistas para los que somos máquinas que no tienen más vida que la laboral.

A Jesús le preocupaba mucho la formación de su gente, quería que leyésemos y que nos interesásemos por el trabajo que desempeñábamos y por eso procuraba hacérnoslo lo más atractivo posible. Conseguía incentivar el compañerismo, la comunicación y el buen feeling entre los compañeros. Él se consideraba uno más del equipo, pero al mismo tiempo lo dirigía con tal maestría que ni se notaba que lo hacía. Estaba muy interesado en seguir aprendiendo siempre. Y, una de las cosas que yo más admiraba de él, era que tenía tiempo para todo. Solía hablarnos de sus hijos, de que les había llevado al cine o al circo. De su mujer, con la que había ido a cenar a este o aquel restaurante o a ver la última exposición temporal de pintura de El Prado...

Era un hombre con unos buenos valores, comprometido y culto. Además de todo esto, profesionalmente era un auténtico genio.

Puedo asegurar que Jesús había logrado llegar a esa paz interior que da el tener una vida plena y feliz en todas sus facetas, laboral, familiar, ocio, amigos...

Está claro que no todos los jefes tienen las cualidades innatas que tenía Jesús, tanto para gestionar equipos como para dirigir una empresa, pero por lo menos sería bueno que intentasen hacerlo. Con formación, interés y voluntad podría conseguirse.

Jesús era magnífico. Me alegro de haberle conocido. Cuando dejé su empresa por un trabajo que yo consideraba mejor, se alegró mucho por mí. Me dijo que era joven y que uno no debe acomodarse en el primer trabajo que encuentra, que está muy bien volar y ver otros mundos para tener amplitud de miras, poder comparar y llegar a nuestra meta. También me dijo que guardaba la esperanza de que algún día volviera a llamar a su puerta. Y sabiendo que, lamentablemente, los jefes no suelen ser como Jesús... ¡ganas no me faltan de volver!

jueves, 8 de enero de 2009

Ola de frío

Esta mañana el termómetro marca grados negativos.
Ola de frío. Europa tirita.
En la radio las noticias. Corazón congelado:
  • Conflicto en Gaza. Solución difícil

  • Recesión económica. Solución incierta
  • Subida del paro. Solución lejana
  • La industria del porno pide ayuda para afrontar la crisis. Sin comentarios

miércoles, 7 de enero de 2009

El esmoquin de la ministra

Leo en la prensa de hoy que la indumentaria elegida por nuestra Ministra de Defensa para la celebración del día de la Pascua Militar ha sido muy comentada. -criticada que diría yo...-
Me impactan frases como: "¡No puede ser! ¿Viene en pantalones?", "aberración protocolaria" y algunas otras del mismo tenor.
Inmediatamente pienso que jamás he leido ninguna crítica dirigida a los trajes elegidos por nuestros representantes políticos masculinos.
Expongo mi opinión no sin antes advertir que me parece deleznable que lo más destacado de la celebración de ayer sea un traje. Vergonzoso.
Dicho esto, opino que si la Ministra hubiese elegido un minúsculo vestido color amarillo chillón y con escote en pico, las críticas estarían más que justificadas. Pero no es el caso. Y así como digo que, para mi gusto, a Chacón ayer la maquilló su peor enemigo -comentario de andar por casa y lo suficientemente banal como para no haber salido nunca de esas cuatro paredes- la vestimenta me parece adecuada para el acto, a pesar de que la Casa del Rey requiriese "vestido largo".
¡Ya estamos a vueltas con la vestimenta de las mujeres!.
El servicio de protocolo de la Casa Real más bien debería haber requerido para el acto "una vestimenta adecuada" y las personas responsables y que "saben estar" seguro entenderían a la perfección el requerimiento. Nadie iría en chanclas ni en minifalda.
Las mujeres todavía tenemos que preocuparnos de elegir bien nuestra indumentaria, además de ser buenas en nuestros trabajos.
Seguramente lo que pretendió ayer la Ministra Chacón fue ser un representante político más, vistiendo lo más acorde posible al cargo, lo más parecido posible a sus compañeros. Quizás quiso no llamar la atención, para que nada empañase o dejase en segundo plano su discurso. Sin dar pie a que nadie pudiese pensar que las responsabilidades inherentes a su puesto iban a quedar en segundo plano, disfrazadas por el bonito envoltorio de su condición de fémina. Otra vez, el tiro por la culata.
Si se viste de mujer arrolladora: críticas descarnadas, al más puro estilo de las vertidas sobre la estadounidense Sarah Palin. Si se viste sobria y clásica, también malo y poco protocolario.
En los trabajos donde la mayoría de los compañeros son hombres, las mujeres pretendemos demostrar que somos iguales intentando que se nos considere lo menos florero posible. Queremos que se nos escuche y se nos mire por lo que hacemos o decimos y no por lo que llevamos puesto o lo "monas" que vamos hoy... No estamos jugando a la Barbie trabajadora, sino que SOMOS ejecutivas, abogadas, empresarias, ingenieros, profesoras... igual que nuestros compañeros hombres.
Olvidaba que la igualdad aparece en todas las declaraciones programáticas de los políticos. Será que ya está llegando y todavía no me he dado cuenta... igual estaba en las rebajas de El Corte Inglés...

lunes, 5 de enero de 2009

El sencillo mundo de Laura

Laura es una de mis compañeras de trabajo. Llevo dos años viéndola durante casi diez horas cada día, excepto sábados, domingos, festivos y vacaciones. La veo más que a mi familia. Sin embargo, si reflexiono sobre ella, caigo en la cuenta de que nada sé acerca de su persona y de sus inquietudes en la vida.
A Laura no le gusta meterse en problemas. Hace todo lo que de ella se espera: llega siempre cinco minutos antes de la hora de inicio de la jornada, realiza sus tareas rápida y mecánicamente, en silencio, come algo y vuelve al trabajo. Suele trabajar cada día conectada a su IPOD. Y así día tras día. Ni una palabra, ni una broma, ni una risa, ni un comentario, ni una opinión. Jamás la he visto cambiar impresiones durante la jornada con otros compañeros, salvo cuando está en su tiempo de descanso. Nada. Nuestro jefe está contento con ella, aunque dudo que hayan mediado más de tres palabras en los seis o siete años que lleva trabajando en la empresa.
Laura parece una buena chica, sencilla, tranquila y nada conflictiva. En mi trabajo las ¿cabezas pensantes? desean que todos seamos como ella.
Sin embargo, si yo fuese jefe, no me gustaría tener a Laura trabajando conmigo... No querría gente aislada, que no supiese trabajar en equipo, carente de opinión, sin alegría durante la jornada, que no se relacionase con los demás compañeros y que no expresase sus ideas y opiniones acerca del trabajo y de lo que podría ser mejor para la empresa.
Desgraciadamente, mis superiores han conseguido que el 95% de su plantilla sea como Laura...
Definitivamente, estoy a años luz de entender las políticas del curioso lugar donde trabajo. Por si me quedaba alguna duda: ¡ese sitio no está hecho para mí!

viernes, 2 de enero de 2009

El valor de una vida

¿Cuál es el baremo que mide el valor una vida ?
Porque lo de que todos somos iguales, evidentemente, es una falacia que se nos quiere inculcar a través de declaraciones diversas, muy necesarias, deseables y optimistas, pero desgraciadamente muy poco prácticas. Hay mucha gente luchando porque todos los habitantes del planeta tengan una existencia digna, pero no hay más que ver las noticias cada día para darse cuenta de que estamos a años luz de conseguirlo.
Y, claro, cualquiera podría decirme que no existe tal baremo. Ninguna lista escrita evalúa la importancia de una vida según distintos condicionantes... negro blanco o café con leche, del hemisferio norte o del sur, americano o guineano, rico o pobre, príncipe o mendigo...
Pero todos sabemos que sí existe ese listado implícito según el cual hay dos caras de la moneda, y si estás en la cara mala -que diría aquél cantante pop- pues te toca sufrir y aguantar y luchar, malvivir entre la basura de otros y morir sin pena ni gloria.